Pagina de Prueba 02.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho tiempo vivía un hidalgo que poseía una percha, donde ponía sus armas, un escudo antiguo y un caballo flaco. Una olla que tenía más carne de vaca que carnero, comía sobras del mediodía en las noches, huevos y tocino los sábados, lantejas los viernes, algún plato especial los domingos que gastaban las tres cuartas partes de su renta. Vestía un traje algo elegante, medias de terciopelo para las fiestas, con su respectivo calzado, y los días de entresemana lucía su pañuelo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta y un mozo muy eficiente.